La guerra contra la guerrilla (Sendero Luminoso) entre las décadas de los 70 y 90 dejó un reguero de crímenes y traumas en la sociedad peruana, muchos de ellos imborrables que se han trasmitidos a muchos de los descendientes herederos de de todo aquel terror y violencia. Del terror y del miedo enorme creado en muchos peruanos habla la película “La teta asustada” y del camino de superación de las heridas y del camino hacia la libertad.
En esta película se habla del terror vivido por miles de mujeres y de cómo se trasmitió a sus hijos. Fausta la protagonista vive un síndrome de miedo - terror insuperable. El asesinato y mutilación de su padre, y la violación y vejación de su madre embarazada han dejado una herencia traumática que en ella se materializa como una enfermedad “
El filme muestra con detalle la vida en Manchay, uno de los barrios periféricos más populares de Lima. Su estructura de miles de casas humildísimas, a medio construir, muchas de ellas chabolas, salpicadas en cerros andinos absolutamente desprovistos de vegetación, casi cenicientos, con escaleras infinitas que ascienden a las cumbres, es de gran impacto visual. La vida que se describe, la gente que los habita son el reflejo de la la mas grande fortaleza, humildad y bondad, propia del pueblo indígena del Perú. Hay una vida que quiere salir adelante, lo que se describe con la alegría y el colorido de sus festejos, en particular de sus ceremonias de bodas, que es el contrapunto alegre a la historia casi tenebrosa de
Este cine que afortunadamente sabe premiar la Berlinade no tiene nada que ver con el de Olibut. Hay que verlo.