Sin poder entrar en la Pedriza por la gran afluencia de coches y multitudes ya a primera hora de la mañana, nos hemos visto obligados a buscar otro sitio libre, y nos hemos ido
Hay que recordar la fecha: 9 de mayo. En esta fecha se ha producido la gran explosión de la floración de la Pedriza, por su vertiente sureste. Por el Hueco del Recuenco, por las lomas de la subida al Collado del Avispadero, el mar de jaras, tan intenso y profundo que a veces no se puede avanzar, densas, altas, ya medio pringosas, estaban tan blancas de flores que llenaba todo el paisaje de puntos blancos. No eran las únicas plantas. El cantueso está a tope de flores, tantas que entre las jaras dan una tonalidad morada a todo el campo. Así que los colores verde de la jara, blanco de las flores y morado del cantueso, mas algunos amarillos de las retamas también en flor, son entre las inmensas masas rosa del granito, una sinfonía de luz y color.
Como no asombrarse si de tantas flores, nuestras camisas iban pintadas de manchas amarillas de polen, si las sendas estaban llenas de pétalos blancos de jara que pisábamos como si fuéramos héroes victoriosos o semidioses subiendo al Olimpo. Tan grandes están este año las flores de la jara que parecen huevos fritos.
Camino frondoso y florido que nos ha conducido en un ameno paseo desde
y que diera un doblón por describilla!
Porque ¿a quién no sorprende y maravilla
esta máquina insigne, esta riqueza?
»Por Jesucristo vivo, cada pieza
vale más de un millón, y que es mancilla
que esto no dure un siglo, ¡oh gran Sevilla!,
Roma triunfante en ánimo y nobleza.
»Apostaré que el ánima del muerto,
por gozar este sitio, hoy ha dejado
la gloria donde vive eternamente».
Esto oyó un valentón y dijo: «Es cierto
cuanto dice voacé, señor soldado,
y el que dijere lo contrario miente».
Y luego, in continente,
caló el chapeo, requirió la espada,
miró al soslayo, fuese y no hubo nada