La película Blow Up de Antonioni está basada en el
breve relato “Las Babas del Diablo” contenido en el libro “Las Armas Secretas” de
Julio Cortazar.
Antonioni indica en los títulos de crédito que se “inspira”
en este relato, lo que es una señal de que la película va a separarse
temáticamente del contenido del relato. Pero la inspiración permanece.
En el relato de Cortazar, Michel el fotógrafo contempla una
escena, que descubre en una placita de una esquina del Isla de Saint Louis en
París, en la que una mujer rubia y un joven adolescente mantienen una singular
relación de pareja en la que por parte de ella hay desenvoltura y oferta amorosa
y por parte del adolescente vergüenza, azoramiento y casi deseo de huida, actitud
contenida entre el deseo y el riesgo de la aventura. La escena y su desarrollo
evoca en Michel escenarios distintos de explicaciones de los hechos que
contempla y de su previsibles desenlaces, siendo consciente en todo momento de
la dificultad de captar el sentido completo de la realidad que contempla, de la
falsedad de lo que la apariencia de la realidad mirada representa. Michel
imagina una consumación sexual torpe de la aventura que se inicia, y solo la
entiende como parte de un juego cruel o de un juego de deseos para otro fin.
Michel imagina, inventa irrealidades.
Es entonces cuando se motiva y decide tomar una foto. La
toma de la fotografía desencadena otros acontecimientos: la protesta colérica
de la mujer fotografiada, la aparición de un tercer individuo que hasta ese
momento estaba escondido en un coche y jugaba un papel en los acontecimientos,
y la huida patética del chico.
Al revelar y examinar la fotos y sus ampliaciones Michel
confirma que sus presunciones son acertadas, que el chico estaba siendo
corrompido a la fuerza y que su irrupción al fotografiarles había ayudado al
chico a escapar a tiempo. La foto ampliada termina revelando como tras los
gestos y las palabras de la mujer el chico se somete receloso y sus ojos se
dirigen hacia la zona donde estaba el auto con el hombre escondido. Y comprende
que es lo que hubiera ocurrido si él no hubiera inmiscuido en la escena.
La foto y su procesado ha servido para desentrañar una
realidad que estaba mas allá de la apariencia, que la mirada no puede capturar.
La foto ha servido para el propósito del artista de captar la esencia de la
realidad, evitando el relativismo de la mirada del autor. La foto presenta la
realidad con mayor evidencia y el destino de esa realidad escapa al autor
En la película Blow Up el fotógrafo, Thomas, en un momento
del film entra en un parque londinense para hace fotos de paisajes. De pronto
descubre una pareja formada por una mujer y un hombre mayor que está siendo
seducido en un juego amoroso de atracción y rechazo, que le obliga a seguir los
pasos de las mujer hacia un cierto paraje. La escena llama la atención
poderosamente de Thomas que inicia a partir de ese momento a efectuar una serie
de fotos, ocultándose y persiguiendo a la pareja como a una presa. El fotógrafo
no discurre ni busca significados, ni la comprensión de la escena mas allá de
lo que estrictamente capta la cámara. Su mirada es la mirada de la cámara las
personas son simples objetos, y el significado de sus actos irrelevantes.
El desenlace de la acción es parecido. La mujer descubre a Thomas
y corre a reclamar agriamente la foto. Ante el rechazo, vuelve por sus pasos y
el hombre ha desaparecido.
El proceso de revelado y las sucesivas ampliaciones, blow
up, sorprenden al fotógrafo con una información sorprendente: la mujer ha
arrastrado al hombre hacia un lugar donde puede ser disparado por otra persona
escondida en un seto. La evidencia es la aparición de una mano que sostiene un
arma en un lugar hacia el que se dirige furtivamente la mirada de la mujer. Thomas
confirma posteriormente la existencia en el parque del cuerpo del muerto.
Antonioni enmarca estas imágenes en el curso de una película
donde el discurso es otro. Para el fotógrafo los temas de su trabajo, las
personas u objetos que fotografía son meramente objetos. La apariencia lo es
todo. Toda la realidad está bajo máscaras que ocultan la realidad subyacente.
Aunque se empeña en alcanzar algo esencial en su fotografía, solo se queda en
la superficialidad de las personas o cosas. Sus personajes fotografiados solo
emanan frialdad, distanciamiento, cosificación.
La relación, la comunicación de Thomas con su mundo es
difícil o inexistente, y en todo momento carente de sentido, de significado. Fotógrafo
de moda, convierte a sus modelos en payasos enmascarados revestidos de
múltiples colores. Sus sesiones fotográficas son maquinales y cruelmente
inhumanas. En un despliegue profesional, cuando fotografía a la supermodelo
Verushka, la pasión que quiere trasmitir a la modelo sigue el ritmo y la
expresión de un acto sexual frío y mecánico.
Sus bellas fotografías de intención social, obtenidas en un
albergue de vagabundos, son distantes y falta de compromiso con el fin que
pretende.
En la única relación de amistad que se describe, su amigo se
muestra insensible e incomprensivo ante el fantástico descubrimiento que con él
quiere compartir, aturdido por el humo de la droga.
Su estudio, lleno de objetos hermosos y descontextualizados
que ocultan o enmarcan a los personajes como si fueran prisioneros de las
apariencias.
Las escenas exteriores rodadas en suburbios y barrios
modernos londinenses reflejan una arquitectura fría y superficial
característico de la sociedad posmoderna que está emergiendo en los sesenta.
Sin embargo la descripción cinematográfica de todo ello es
hermosa y las imágenes son bellísimas, seguramente porque ya aceptamos ese
mundo como el nuestro.
La temática del proceso de descubrimiento de la realidad mas
allá de las apariencias queda en Blow Up subsumido en una temática mas
amplia de descripción de una nueva alienación humana caracteriza por la
incomunicación y superficialidad en una sociedad deshumanizada y cosificada.