lunes, 28 de julio de 2008

Petardus Gloriosus




Llevamos ya cerca de diez años yendo en verano al Festival de Teatro de Mérida.

Aunque el Festival ha sido la razón y excusa perfecta para renovar año tras año nuestra cita, con las visitas hemos conocido cada vez mejor Mérida, su entorno y hemos profundizado en la amistad de nuestro generoso amigo y anfitrión. Tiempo suficientemente largo para llegar a una afición inequívoca por lo extremeño. Y casi para no poder prescindir de nuestra dosis de teatro clásico en su teatro romano.

No siempre hemos podido elegir la fecha mas conveniente, por los problemas de agenda de la canícula veraniega. Pero de hecho, en el fin de semana que se elegía la obra que se representaba fué siempre digna y de nuestra complacencia.

Esta vez convocamos a mas amigos y fuimos unos desde Madrid, otros desde Sevilla, y con los de Mérida planificamos unas jornadas en torno al teatro, que pensábamos iba a ser como otros años espectáculo de calidad garantizada.

Íbamos a ver nada menos que la obra Miles Gloriosus de Plauto. El Tomo I de las Obras Completas de Plauto que lo contiene se había agotado en la librería especializada La Avispa, lo mismo por la expectación creada.

Quiero ya poner por delante que el montaje previsto y algún intérprete no dejaban de producirnos un cierto repelús. Pero nuestra afición no está en condiciones de alimentar prejuicios. Así que confiamos en la organización. Además, la propaganda del evento en la televisión local animaba a no perderse la maravilla.

Las jornadas transcurrieron y lo gastronómico, paisajístico y turístico cumplió sobradamente. Pero mira por donde, el acontecimiento central, el teatral, al que se le suponía calidad garantizada, resultó ser cosa de baja calidad.

Salvando la actuación de Pepe Viyuela, poco bueno que decir y mucho de lo contrario: desde el excesivo uso de vulgarismos y soeces sandeces que incorpora y añade la versión de Copete hasta el desmedido protagonismo de José Sancho que no se corresponde ni con el papel que le toca ni con la interpretación que del mismo hace.

No se queda el cuerpo como para buscar críticas, pero casualmente Rosana Torres ha publicado en el País del pasado domingo una que si no suscribo totalmente es porque lógicamente ella ha sido indulgente. Ver 'Miles Gloriosus' o un éxito en entredicho
Y como del teatro que vimos no vale la pena seguir hablando, si tenemos que recordar lo que si lo mereció en esta ocasión:
Un paseo por la orilla del Guadiana camino de Alange por una nueva senda para llegar hasta el encuentro con el río Matachel pasando por la Fabrica del Agua. Seguir hasta Alange y comer en la terraza cubierta del Balneario.
Visitar Medellín y ver desde su castillo los meandros del Guadiana, los restos de su teatro romano, sus Iglesias y su plaza.
Visitar la villa de Olivenza, ver en el castillo su magnifico museo etnográfico, subir a su torres, murallas y baluartes, y comer en el Restaurante de un palacio que se llama Hotel Arteaga.