lunes, 20 de junio de 2011

V marcha BTT los 10.000 del Soplao 165 Km (El Infierno Cántabro"





Joaquín nos sorprende con una nueva gesta ciclista, nada menos que hacerse "El Infierno Cántabro"

Para compartir con nosotros las emociones de esas jornadas y para divulgar entre los aficionados ciclistas que quisieran leerla, le he sugerido y ha aceptado que incluyamos aquí su Crónica:

Relato de mi experiencia desde el punto de vista emocional

Después de valorar mi estado físico y mental para afrontar un nuevo reto deportivo, me decido a realizar la inscripción en la CLASICA INTERNACIONAL LAGOS DE COVADONGA 2011 el 15 de febrero y accedo a su página Web http://www.cctnavastur.es/, ¡coño! pero si la prueba es el 21 de mayo y ¡¡¡ya están cerradas las 3000 inscripciones!!!. Me quedo con las ganas de participar por tercera vez. Siento una profunda decepción y reacciono buscando otras pruebas ciclistas que se celebren en fechas parecidas. Así encuentro LOS 10.000 DEL SOPLAO 2011 (ver página http://www.diezmildelsoplao.com/) más conocida como “El Infierno Cántabro” por su dureza extrema y resulta que se celebra también el 21 de mayo. Después de buscar referencias fiables en los foros y de meditar mis posibilidades reales por fin realizo la inscripción en la “V marcha BTT los 10.000 del Soplao 165 Km el 23 de febrero de 2011 y en principio se cubren hasta 3000 participantes, aunque el día que se celebró la prueba anunciaron que éramos 4000 participantes. Me lanzo y también me inscribo por vez primera, en la Real Federación Española de Ciclismo. ¡Ya está el órdago servido!

Me anima la experiencia de haber realizado con éxito por dos veces la CLASICA INTERNACIONAL LAGOS DE COVADONGA, pero en este nuevo reto personal deportivo tengo muchas dudas de terminar la prueba que requiere mucho entusiasmo, dosis de mucho sufrimiento, capacidad de resistencia, tesón y empeño, para acabar disfrutando como un niño, formando parte de la gran familia de bikers mas elegida. Así comienzo a conjurarme diariamente enfrascado en mi preparación y sometido a mi disciplina, siento mi fortaleza y percibo sensaciones de superación para creer en mis posibilidades, lo que me anima a dar a conocer a mis familiares y amigos la nueva aventura que me he propuesto realizar y observo que este compromiso es vital para seguir adelante durante los momentos más críticos.

Tengo 55 años, este es mi primer “Soplao” y quiero vivir esta experiencia única. Creo que soy consciente de lo que me espera, conjugar sufrir (con ilusión) y disfrutar (con emoción) durante el largo, tortuoso y accidentado recorrido de 165 Km a través de caminos y veredas en esta prueba de resistencia, como si de un ejemplo de vida se tratara, sometido al dictado de la selección natural. Espero dar la talla y llegar al final, ese es mi fin.

Teniendo en cuenta que hace sólo dos años, fui operado de menisco interno en la rodilla izquierda y que desde entonces he tenido cuatro episodios de derrame de liquido sinovial, siendo esta mi mayor duda, voy afinando y consolidando poco a poco mi preparación. Mientras tanto continúo esperando un diagnóstico de la rodilla, pero mi apuesta sigue en pié.

Durante el intenso entrenamiento se suceden parones, unos motivados para conciliar la vida familiar y otros de naturaleza física, como sobrecargas musculares, catarro, etc., lo que no evita retomarlos con el objetivo de llegar en las mejores condiciones a la gran prueba.

Por fin el pasado 9 de mayo visito al traumatólogo quién me diagnostica rotura de menisco, apoyándose en la prueba de resonancia y me deriva al cirujano para el jueves 2 de junio. A pesar de todo decido seguir y presentarme a la prueba.

A partir de aquí aseguro la intendencia, transporte, alojamiento, permiso en el trabajo y sobre todo la compañía que será la mejor, mi mujer y mi hijo han decidido acompañarme. Dos semanas antes del evento, encuentro en Santillana del Mar (el pueblo de las tres mentiras: ni es Santa, ni Llana, ni tiene Mar) una habitación triple en “Posada La Solana”, resultando ser un lugar acogedor y muy recomendable.

La mañana del viernes 20 mayo víspera del evento tan esperado, cargamos nuestro equipaje, montamos la bicicleta en la plataforma y así escoltado por mi familia iniciamos nuestro viaje en coche hacia Santillana del Mar. Todo de cara, mi hijo conducía, mi mujer y yo tranquilos y todos disfrutando de esta oportunidad de encuentro familiar. De camino paramos en Lerma a descansar, llegando a nuestro destino sin incidencias. Después de alojarnos en la preciosa Posada “La Solana” y aconsejados por su dueño, Fidel, nos dimos el primer homenaje comiendo con mucho acierto en el restaurante “El Castillo” situado en la plaza. La ocasión merecía un reposo que nos dimos para continuar después con el guión.

Se me notaba la ansiedad para recoger el dorsal de la prueba, tomar contacto y reconocer el terreno de cerca y aprovechamos la tarde para ir a Cabezón de la Sal que se encuentra a 20 minutos en coche desde Santillana. Paseando por la localidad, sorprende el celo en la preparación de la prueba y la buena organización y nos dirigimos a la feria del corredor, dónde después de comprobar mi identificación me entregan una bolsa con el maillot conmemorativo y el dorsal, que este año viene con chip incorporado. Ahora ya me siento protagonista de la fiesta y disfruto de este momento, mi primer premio haber llegado hasta aquí, siendo mas consciente que nunca de la gran suerte que tengo por el apoyo recibido de mi familia, por haber superado las incertidumbres de salud física y hasta mental que la preparación de esta prueba me ha exigido. Estoy más fortalecido física y emocionalmente y desde la tranquilidad de haber llegado a punto y tener confianza en las expectativas, completamos la jornada relajados, paseando por la playa más cercana a Cóbreces y disfrutando de los rincones de Santillana.

El día D, me levanto a las 6 de la mañana, hoy mi hija cumple 32 añitos y a ella le dedico mi primer recuerdo. Sabiéndome afortunado, poco a poco, como si fuera un torero, me enfundo la equipación previamente preparada y repaso con esmero todo lo necesario que debo llevar apoyándome en mi lista detallada. Se acerca el momento y a pesar de la hora tan temprana tengo buenas sensaciones. Me acompaña mi familia y de camino hacia Cabezón de la Sal, vamos encontrando evidencias de los participantes de la gran prueba, algunos ya calientan piernas y otros buscamos infructuosamente un lugar donde aparcar lo mas cerca de la población. Se aprecia una gran concentración de coches, bicis, personas y sobresale la mejor organización del evento. Son las 7:30 y ya estamos preparados, vamos andando hacia la salida, prevista a las 8:00, de camino aprovechamos para desayunar juntos. La tensión se palpa y decido despedirme para buscar mi sitio en la salida. El ambiente que se respira es emocionante, entre los participantes hay disfraces y mucha música, algunos hasta con pequeños altavoces instalados. Por megafonía anuncian que somos 4000 participantes, el speaker anima la fiesta y constantemente lanza consignas que consiguen motivar al personal. Se acerca la hora y suena la música súper motivante de AC/DC que predispone a sentirse como el mas joven de la manada y empieza la cuenta atrás que todos coreamos, cinco, cuatro, tres, dos, uno…, ¡Pim, Pam, Pum! y con el sonido de la potente traca, se anuncia la salida. Consigo una buena colocación y al pasar cerca de la pancarta de la salida, me complace ver a mi familia de nuevo que está grabando y aprovechamos para saludarnos.



El día está claro pero no soleado, temperatura de 13º (llegaremos a los 22ºC, sufriremos la lluvia y sobre todo una espesa niebla bajando el Moral hacia la meta), comienza el espectáculo y los primeros kilómetros discurren sin incidentes y con alegría en el pedaleo, pronto atravesamos el Parque Natural de Oyambre, salvamos las primeras rampas del monte Corona (pendiente media: 9,1%, desnivel: 172m, distancia: 1,9Km), pasamos junto a la ermita de San Antonio y llegamos a Caviedes donde está el primer avituallamiento (Km 21). Aquí desaparecen los pocos disfraces y aprovecho para repostar y salir pitando.

Pasamos por Las Cuevas y La Cocina donde sentimos la calurosa bienvenida de sus paisanos y aparece la empinada pista trialera muy técnica que sube hacia el poblado minero de La Florida y El Soplao (pendiente media: 5,6%, desnivel: 475m, distancia: 8,41Km). A partir de aquí la cosa se pone dura y peligrosa por las malas condiciones de la pista y sobre todo por la densidad del pelotón, que provoca atasco de bikers que han decidido empujar a la bici un rato y yo para evitar caídas tan tempranas me sumo a la mayoría. Cuando la pista se hace de nuevo transitable volvemos a nuestra montura, hacemos cima y continuamos hasta llegar al parking de acceso a las Cuevas del Soplao (2º avituallamiento: Km 34). Desde este lugar hay buenas vistas, pero el día no aclara. Aprovecho para aprovisionarme y salir con nuevo brío.

Pronto comienza una pista de bajada vertiginosa hasta Celis, muy técnica por los grandes badenes y piedras que atraviesan la pista, mezclado con charcos de agua y barro en algunas pequeñas ramblas que cruzan el camino. Aunque aquí el mayor peligro son los bikers que de forma temeraria te pasan por donde encuentran hueco y la polvareda que se levanta. Entramos en el valle de Nansa, desde Celis por carretera hasta Puente Nansa y después de vadear un arroyo andando y con la bici en volandas, tomamos una pista hasta la localidad de Carmona que atravesamos a través de sus calles empedradas de pizarra y volvemos a sentir el ánimo del público. Continuamos por carretera hasta Puente la Riega y justo al tomar la pista que nos conduce hasta el Monte Aa, ¡sorpresa! escucho a mi mujer que me llama y nos saludamos con alegría de nuevo. Aquí estaba retenida la circulación y mi familia esperaba en el coche para continuar su visita a las Cuevas del Soplao.

La ascensión al Monte Aa (pendiente media: 8,2%, desnivel: 297m, distancia: 3,63Km) la recuerdo como la primera puntilla, corta pero muy intensa, presentando la mayor dureza en las rampas de hormigón rayado con pendientes que superan el 23%+IVA. Aquí es fácil echar pié a tierra, pero yo me propuse vencerlas, sufrir para disfrutar tiene su recompensa y las vistas desde el collado (Km 53) son maravillosas. Comienza un espectacular y largo descenso hasta Ruente, para cruzar de uno en uno el río Saja por el estrecho puente de piedra, recibiendo de nuevo el homenaje de sus buenas gentes.

Continuamos hasta Ucieda, localidad que atravesamos para llegar por pista al área recreativa Casa del Monte (3er. avituallamiento: Km 68). La organización ha montado un servicio de limpieza de bicis con chorros a presión y yo aprovecho esta parada técnica para hacer estiramientos, ingerir el primer gel, además de plátanos, algún bollo y aprovisionarme de líquidos.

Estamos en el paraíso, en pleno Parque Natural Saja-Besaya. La pista sigue entre ejemplares de Hayas y Robles y comienza la primera larga ascensión hasta El Moral (pendiente media: 6,2%, desnivel: 716m, distancia: 12Km). Parte de este recorrido coincide con la marcha a pié y ultramaratón que forma parte de la misma organización, lo que da lugar a encuentros mas o menos esperados entre familiares, vítores y ánimo entre los participantes, ¡vamos, un lujo!. Aquí siento los primeros síntomas de fatiga y voy dosificando el esfuerzo en las rampas mas duras, pero cuando desaparece el bosque siento las piernas duras y voy atrancado, paro y estiro, para continuar ascendiendo y así repito esta operación un par de veces más hasta llegar a la cima (Km 80). Todo este tramo, desde Ucieda hasta Bárcena Mayor es un tramo común de ida y vuelta y recuerdo que poco antes de llegar a la cima ya volvían bajando a tumba abierta los primeros precedidos por el anuncio de la moto de la organización, también fui consciente de que mis acompañantes habituales me superaban uno tras otro, hasta que encontré mi ritmo, ahora escuchaba a lo lejos el sonido cada vez mas cercano e insistente de un cencerro: era el personaje del tío del mazo recordando que sólo sube el que sabe sufrir ¡un gran animador!. Reconozco que he sufrido, pero mi cabeza no me ha traicionado y el físico responde si dosifico.

Me dejo caer hacia Bárcena Mayor a través de una ancha, empinada y sinuosa pista que discurre por un precioso bosque junto al arroyo Juzmeana y me conjuro para acabar la prueba, pensando sólo en la distancia recorrida y las dificultades superadas. Disfruto de esta bajada que acaba en el 6º avituallamiento (Km 88) al confluir la pista en la carretera. Aunque este avituallamiento es para los que ya van de vuelta hacia meta, aprovecho solo para hidratarme y continúo por carretera hasta la pintoresca Bárcena Mayor que atravesamos sintiendo el calor de los aplausos.



y tomamos una pista de hormigón hasta el área recreativa Llano Castrillo (4º avituallamiento: Km 93). Me tomo un respiro y hago una pequeña tabla de estiramientos mientras como un par plátanos y un bollo de chocolate, me hidrato adecuadamente, lleno mis reservas de líquido y me tomo un gel para afrontar con garantías la subida mas larga de la jornada.

Ya hay nubes, a lo lejos se oye rugir el cielo y se atisba algún relámpago. Comienza la subida a la Cruz de Fuentes (pendiente media: 4,7%, desnivel: 752m, distancia: 16Km). Es la subida más larga pero ya no me arrugo, mi premio será la constancia. Atravesando este bosque animado disfruto de la belleza natural y poco a poco subo y subo, hasta que consigo hacer cima (Km 109) sin hacer paradas intermedias. He acabado menos tocado que subiendo el Moral. Ahora empieza a llover y me pertrecho antes de iniciar la bajada. A partir de aquí este año hay un pequeño cambio para mejorar el recorrido y eliminar asfalto, ganando seguridad y exigencia: ya no se pasa por Palombera. Desde el alto de Cruz de Fuentes torceremos a la derecha y tras 6 Km de bajada muy técnica con tramos muy empinados, con piedra suelta y peligrosa por la lluvia y tras 4 Km de subida que añaden 250 metros al desnivel acumulado, llegamos al avituallamiento de Ozcaba (5º avituallamiento: Km 119). Ya no llueve, me aprovisiono, me hidrato convenientemente, sigo la dieta del plátano y repaso mentalmente el perfil del recorrido que tengo aprendido empezando a ser consciente de mis verdaderas posibilidades para completar la prueba.

Sigo adelante y se empina la ancha pista frecuentada por animales sueltos y vehículos orugas, hasta superar Venta Vieja. Se contemplan vistas espectaculares del valle de Cabuérniga y se atisba un largo y pronunciado descenso, continuando por pista hasta Colsa, donde la ruta continúa descendiendo por carretera local pasando por Los Tojos, siendo a partir de aquí cuando el descenso se hace mas vertiginoso y peligroso por arriesgadas zetas que hay que sortear a derecha e izquierda, por el asfalto húmedo en la hombría del valle. Al salir de una de estas peligrosas curvas encuentro una caída reciente contra el quitamiedos, que ya estaba siendo atendido por otros compañeros. Después de cruzar el puente en el siguiente cruce a la derecha seguimos por carretera principal en dirección a Bárcena Mayor hasta encontrar a la izquierda la pista del arroyo Juzmeana. Hemos llegado al 6º avituallamiento (Km 134) a las 20:20 horas y a las 21 horas estaríamos fuera de control. Mi primer reflejo es llamar a mi familia para anunciarles que me encuentro bien y que estimo llegar a meta sobre las 22:30. Se nota el compañerismo entre el grupo de elegidos que nos estamos aprovisionando para afrontar la última subida que nos llevará a la gloria.

Poco a poco vamos remontando la pista de subida al Moral que discurre frondosa junto al arroyo Juzmeana (pendiente media: 6,1%, desnivel: 560m, distancia: 9,18Km), sufro pero disfruto oliendo la meta y en los momentos mas débiles me animan los compañeros que me van sobrepasando y me siento de la manada, animando a otros que penan durante el recorrido. Cuando llego a la cima del Moral (Km 143) ya está oscureciendo, la temperatura ha bajado bastante y una niebla densa impide ver casi el camino. Aquí hay una montonera de bikers componiendo su equipación y focos para afrontar la bajada. Sin parar, enchufo el piloto trasero, el faro de la bici y con muy poca visibilidad empiezo el largo descenso. La combinación de mi escasa luz con la espesa y meona niebla, junto con mis gafas graduadas empañadas, hacían una película casi opaca que obligaba a extremar el cuidado para evitar caídas. A estas horas todavía oigo un cencerro entre la espesa niebla ¡Coño, pero si es el tío del mazo!, ¡¡Qué personaje!! Aquí sigue animando a TODOS, aunque yo tengo la sensación de estar perdido, poco después recojo a un compañero que se quedó sin luz y hago de lazarillo durante buena parte del descenso esforzándome para acoplarme a su inseguro ritmo, hasta que sin darme cuenta se queda rezagado y después de esperar un rato, lo pierdo. ¡Lo siento de veras!. Voy en tensión, no veo bien, me duelen los dedos de las manos, los brazos y los hombros de ir frenando constantemente. Mas adelante observo luces de otros compañeros que me preceden y aprovecho la ocasión para hacer piña con el grupo para facilitar los últimos kilómetros. Pasamos sin parar, por el área recreativa “Casa del Monte” (7º y último avituallamiento: Km 155) y echando el último estertor en formación de pelotón entramos a Cabezón de la Sal, recibiendo todavía calurosos aplausos hasta que pocos metros antes de llegar a meta, encontré a mi familia que me jaleaba, dándome el gustazo de brindarles personalmente la llegada (Km 165).

Son las 23:40:17. Llego exhausto, tengo las endorfinas a tope y doy gracias a la vida por esta gran satisfacción. Mi familia que estaba preocupada y expectante acude a mi encuentro, nos achuchamos y les expreso que siento una alegría inmensa que dedico a TODA mi familia, especialmente en el día del cumpleaños de nuestra hija, que vive en Bruselas y que felicito en animada conversación a través del móvil. Me han acompañado las fuerzas físicas y mentales, he tenido la suerte de cara porque también ha respondido mi burra sin problemas y no he sufrido percance alguno en todo el recorrido.

De camino al coche, vamos conversando eliminando la tensión propia de la espera. Después de cambiarme de ropa y cargar la bici en el coche volvemos a nuestra posada en Santillana del Mar y a pesar de la hora que era, ¡sorpresa! nos estaba esperando el dueño, Fidel, que se interesó por cómo me había ido y después de recibir sus felicitaciones, terminamos comiéndonos unos exquisitos bocadillos en nuestra habitación, cerrando los ojos sobre 1:30 de la madrugada.

Agradezco a la organización su esfuerzo que ha sido ejemplar, de 10 sobre 10 y aplaudo su gran dedicación. Deben sentirse satisfechos del resultado obtenido y les animo en su pretensión de llegar en próximas ediciones a los 10000 participantes entre todas las pruebas que organizan (marcha BTT, marcha Cicloturista, Ultramaratón, Maratón y Rutas a pié).

Despertamos a la mañana siguiente, con la sensación de haber dormido bien y descansado intensamente. El desayuno en la posada fue copioso y regenerador. Y aunque estaba lloviendo, mientras nuestro hijo montaba la plataforma para la bici y cargaba el equipaje, aprovechamos para salir a comprar unos detalles gastronómicos. Iniciamos el viaje de vuelta tranquilamente, conducía nuestro hijo y de vez en cuando pasábamos a vehículos con evidencias de venir del “El Soplao”, saludándonos afectuosamente al reconocernos.

Cuando escribo esta crónica ya he realizado la visita que tenía pendiente al cirujano por mis molestias en la rodilla, a causa de rotura de menisco diagnosticada pocos dias antes de realizar esta prueba y como consecuencia estoy en capilla esperando mi turno para someterme próximamente a una intervención de la que espero salir reforzado, para permitirme realizar otro sueño: repetir el Soplao con la compañía de mi hijo y/o de algún otro amigo.

Alcalá de Henares, 16 junio 2011

Datos de mi diploma,

Ha finalizado la V marcha BTT los 10.000 del Soplao 165 Km.

Tiempo Total: 15:40:17

Posición General: 2927

Posición Categoría: 56

Categoría: D (Hombres > 55 años)

Salida: 08:00:00 / Llegada: 23:40:17


Datos de mi velocímetro (rudimentario) al acabar la prueba,

(Tiempo Marcha) TM: 4. 14. 37 Equivale: 14h:14’: 37’’

(Distancia recorrida) DST: 169,59 Km

(Velocidad Media) AV: 11.8 Km/h =~ 11.9 Km/h

(Velocodad Máxima) MX: 62.7 Km/h

(Calorías) CAL: 2317.4

(Cálculo AV) v = e / t = 169,59 Km / 14h:14’: 37’’ (50400’’+840’’+37’’ = 51277’’) = 11,9 Km/h

Tiempo Total de paradas: 15h 40’ 17’’ - 14h:14’: 37’’ = 1h 26’ 37’’ (repartidos entre 6 avituallamientos y algunos parones subiendo El Moral y Fuentes).




sábado, 18 de junio de 2011

Gusanos venezolanos, bajo la piel




Un amigo de un amigo, insigne biólogo, con una impresionante trayectoria profesional desarrollada principalmente en Venezuela, nos ha invitado a explorar en su compañía y con sus amenas explicaciones algunas sendas serranas.

Comentando sobre sus buenas y malas experiencias en las selvas nos refirió una terrible que consistió en una picadura de insecto que le originó un gusano bajo la piel. No recuerdo el nombre que popularmente recibe el gusano ni el nombre del insecto, creo que del tipo mosca. Pero nos impactó su descripción de una dura experiencia de varios meses.

Sabía él sobre este gusano que afecta a muchas personas y a las bestias. Estas a veces tienen múltiples picaduras llegando a sufrir a veces decenas de gusanos de este tipo de forma simultánea. La experiencia de los locales es que al gusano hay que dejarlo o quitarlo pero sin que se rompa. Si se deja que es lo normal el gusano crece alimentándose de los humores del cuerpo bajo la piel hasta alcanzar un gran tamaño, aproximadamente como el dedo de una mano. Después sale al exterior y libera a su víctima. Parece que en el suelo se entierra y debe después completar su transformación en mosca, una gran mosca debe ser. De manera que es una cuestión de paciencia. Hay que esperar unos meses a que crezca y salga, y mientras tanto la afección no debe ser de gravedad porque el bicho se va alimentando de las secreciones y toxinas infectas que en su cueva carnosa se producen. Por cierto que parece que al crecer busca alojamiento mas allá de la piel inicial buscando refugio bajo el músculo próximo.

A nuestro amigo el desarrollo se le produjo en el brazo cerca del hombro. No parece que produzca infecciones en la zona dado que su voracidad alcanza a los gérmenes próximos y a sus tóxicos. Si produce unas molestias infinitas.

Ocurrió que nuestro amigo vino de visita a España con su gusano y comenta que aquí los médicos eran de la opinión de efectuar una sencilla intervención quirúrgica que alcanzara y extirpara el bicho. Se negó en redondo porque sabía que si rompían el gusano sobre la herida los jugos internos eran extremadamente tóxicos y entonces si que se podía producir una infección grave y prolongada. Sabía de casos de personas que habían sufrido por esa ponzoña una infección de mas de siete meses de duración.

Así pues, rechazó las soluciones de la medicina occidental, y se decidió a curarse por su cuenta. La forma de hacerlo era intentar extraerlo. Esa operación no era nada fácil. El propio gusano cuando es ya un poco grande perfora la piel y se asoma un poco como para tomar aire. Pero en esa actuación el gusano es astuto, de forma que si percibe cualquier movimiento en la zona inmediatamente se introduce hacia dentro. Parece que percibe la aproximación de la mano que intenta aprehenderlo. Además el gusano cuenta con un organismo evolutivamente sofisticado, algo así como una doble corona de espinas peludas en la mitad de su cuerpo que utiliza para agarrarse y prevenir del intento de expulsión. Imposible salvo que el quiera salir.

Solía nuestro amigo, cuando ya el gusano parecía haber llegado a su madurez, colocarse ante el espejo con los brazos desnudos y esperar con paciencia a que el gusano iniciara su maniobra de salir al exterior, salir a medias, agarrado como decíamos. Hizo varios intentos fallidos de cogerlo porque percibía los movimientos y se ocultaba con rapidez. Hasta que por fin lo consiguió un día. La operación consistió en lo siguiente. Un amigo estaba apostado, el esperó a que el gusano saliera lo mas posible y entonces deslizó la mano contraria por un lateral de su cuerpo para que no fuera apercibida y en un salto felino no cogió al gusano sino que oprimió con fuerza, como en un gran pellizco, los dos laterales de su antebrazo, con lo que consiguió taponar el agujero manteniendo el bicho fuera. Luego el amigo apostado salió y con delicadeza para no aplastarlo lo amarró con los dedos por la cabeza y fue tirando del gusano para sacarlo y no romperlo quebrando la resistencia de las púas.

He mirado en Internet para identificar tal gusano, he buscado por "gusano venezolano" y ya podeis imaginar que la primera acepción es la política y luego múltiples gastronómicas. No puedo dar mas detalle. Realmente la parte mas atrayente es la alegórica. Uno siente que ciertos políticos, y en particular alguna política, son como un mal bicho que pica al ciudadano, lo corroe, lo parasita y malamente lo puede arrojar de su cuerpo una vez se instala. Y si lo arrojas te amenazan de nuevo con volver y volver...y de hecho vuelven.

Por cierto que el gusano del cuento después de ser extraído se escapó y no se vió donde fue. Aclimatarse aquí en España es fácil para los gusanos. Seguro que ya se han engendrado generaciones de gusanos y de sus correspondientes moscas que seguro sobrevuelan este estío la ciudad de Madrid.

Foto: planta de la cicuta, muy recomendada para los malos bichos.