lunes, 1 de julio de 2013

Por el Collado de la Vistilla y el Yelmo








Recorrido para hacerlo en primavera u Otoño, pero tocó en verano. Conviene salir pronto para pillar la sombras y abordar la subida a buena hora y con el fresquito de la orientación norte. Así que esta ruta circular la hacemos en el sentido de las agujas del reloj. Se sale de Canto Cochino y se atraviesa el Manzanares para coger la Autopista (PR-M2), siguiendo hasta la desviación del Refugio Giner. Se cruza el Arroyo de la Majadilla y enseguida se toma a la izquierda el sendero que va hacia el Collado de la Dehesilla. Un poco antes del Tolmo hay una magnífica fuente de agua fresca. Reponer aquí porque ya no habrá mas agua hasta llegar a la fuente de Prado Pino en el entronque con la Gran Cañada. A la altura del Tolmo hay que tomar un sendero que arranca perpendicularmente, un poco oculto al principio pero después muy claro, marcado con no muchas señales azules. En una gran piedra al inicio está marcado en azul el letrero “al Yelmo”. El sendero inicia pronto una fuerte subida que une fuerte pendiente con múltiples obstáculos pedregosos que hacen penosa y larga la subida, sin que haya puntos que requieran propiamente trepar. Es un sendero que aunque a veces se pierda o se bifurque se adivina con facilidad y convergen en el que en definitiva te va acercando al portillo. Camino para hacerlo ascendiendo, porque en sentido contrario se antoja peligroso por la piedra suelta y los desniveles. De forma que cuando  vas a medias la tentación de darte la vuelta, cosa razonable dada lo abrupto de la subida, el sofoco del verano y las fatigas que origina, hay que desecharla porque adivinas que aún es menos costoso terminar de subir, y sea lo que dios quiera. Cuando empiezas a sentir que la subida ya está vencida el paisaje te gratifica con las espectaculares formas. Destacamos “La Maza”, piedra alta y enorme, desafío de escaladores por sus pendientes inversas, y futura candidata a rodar ladera abajo en algún mileno próximo para colocarse al lado de su hermana el Tolmo. Sigue el sendero, sobrepasas la altura de la Maza y entras sin mayores dificultades en un portillo entre hermosos picos altos que se llama El Collado de la Vistilla. Desde ese collado lo que se ve es hacia el norte toda la Pedriza posterior y hacia el sur nada menos que la espalada del Yelmo. Como siempre en la montaña no importa haberte dejado el resuello que quedaba para llegar a sitios así. La bajada puede efectuarse por el Hueco de las Hoces pero sería doble locura, así que rebajar la dureza de la marcha mejor rodear la Peña del Yelmo, descansar y comer en la pradera del Yelmo y efectuar la bajada de menor pendiente por el Collado de la Encina, tramo donde la hartura de piedras se hará infinita, hasta su entronque con la senda de la Gran Cañada donde el retorno hacia Canto Cochino da aliento a la esperanza de llegar por fin. Por estos lugares mas transitados los sendero están literalmente destrozados y la arena suelta de las pendientes son una continua amenaza o realidad de dar por tierra con el trasero de cada cual.
Solo las frescas casi helada aguas del Manzanares procurarán un hiriente alivio a tus doloridos pies.
Alguien por el Yelmo nos preguntó como volver y apreció que nosotros estábamos en forma. Se equivocaba o lo decía teniendo en cuenta nuestra edad aparente. Hicimos en este día bochornoso de verano 9,4 km en el áspero terreno de la Pedriza, superamos 690 metros de desnivel, con pendientes de subida cercanas al 30%, en unas 6 ¼ horas, tiempo de comida aparte.