viernes, 22 de mayo de 2009

Edurne Pasabán, princesa vista desde La Mancha


Edurne es mi ídolo. Un ídolo que camina por las cumbres mas altas. La gran corredora del tour de las montañas mas altas de la tierra. Y además buena gente.

Acaba de subir a su decimosegundo ochomil y con dos mas será la primera mujer que haga los catorce picos de más de ocho mil.

La noticia la he seguido por Radio Nacional. Va con la gente de “Al filo de lo Imposible. Primero supimos que había hecho cumbre. Subió al Kangchenjunga, de 8.586. Iba esta vez con Alex Txikon, Juanito Oiarzabal, Asier Izagirre y Jorge Egocheaga. Al día siguiente se escuchó que estaban teniendo problemas en la bajada, que ese día no llegarían al campo base y que se habían quedado en el cb 4 reponiéndose y tomando oxigeno. Habían estado mas de 14 horas por encima de ocho mil. Al día siguiente escuchamos las noticias estremecedoras de un descenso en la extenuación que por poco le cuesta la vida. Luego su voz, afónica, rota, y su relato sincero, humilde y conmovedor. Hay que escucharlo. Como quería quedarse, como se abandonaba, y como la arrastraron y la ayudaron incluso rapelando. En plena heroicidad ella, sus compañeros, los sherpas. Ahora vuelve en vuelo hacia un hospital de Zaragoza para revisión de congelaciones.

He buscado la ampliación de la noticia en la prensa digital, sección deportes. Aparte de una noticia preliminar en el Público, parece que para los medios estas noticias deportivas no interesan o no son relevantes. Es indignante: Basta ya de tanto furbo en los medios, ya está bien de tanto barsa, tanto mesi y tanto ronaldo.

 Rebuscando un poco he encontrado la noticia en el Correo Digital, que sí recoge ampliamente la proeza de su paisana vasca:

http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/20090522/deportes/mas-deporte/pasaban-cuerpo-dijo-basta-20090522.html

Luego curiosamente encuentro que El Mundo da una noticia relacionada con Edurne que me parece muy interesante:

 http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2009/05/20/masdeporte/1242838515.html

 Si lo leéis podéis ver que hay tres mujeres: Edurne, la austriaca Gerlinde Kaltenbrunner y la italiana Nives Meroi, que intentan conseguir en lucha cerrada el record de ser la primera mujer en conseguir los catorce ochomiles.

 Mi queja no ha sido en balde. La noticia de hoy es que van a proponer a Edurne Pasabán para un Principe de Asturias. Debería ser no un premio al deporte, que ese va para los que se promocionan desde los medios, sino un nuevo premio: Princesa del Himalaya.

sábado, 9 de mayo de 2009

La Pedriza en flor de jara

Sin poder entrar en la Pedriza por la gran afluencia de coches y multitudes ya a primera hora de la mañana, nos hemos visto obligados a buscar otro sitio libre, y nos hemos ido la Pedriza Anterior, y allí hemos disfrutado del gran espectáculo de la Pedriza en flor de jara en total soledad.

Hay que recordar la fecha: 9 de mayo. En esta fecha se ha producido la gran explosión de la floración de la Pedriza, por su vertiente sureste. Por el Hueco del Recuenco, por las lomas de la subida al Collado del Avispadero, el mar de jaras, tan intenso y profundo que a veces no se puede avanzar, densas, altas, ya medio pringosas, estaban tan blancas de flores que llenaba todo el paisaje de puntos blancos. No eran las únicas plantas. El cantueso está a tope de flores, tantas que entre las jaras dan una tonalidad morada a todo el campo. Así que los colores verde de la jara, blanco de las flores y morado del cantueso, mas algunos amarillos de las retamas también en flor, son entre las inmensas masas rosa del granito, una sinfonía de luz y color.

Como no asombrarse si de tantas flores, nuestras camisas iban pintadas de manchas amarillas de polen, si las sendas estaban llenas de pétalos blancos de jara que pisábamos como si fuéramos héroes victoriosos o semidioses subiendo al Olimpo. Tan grandes están este año las flores de la jara que parecen huevos fritos.

Camino frondoso y florido que nos ha conducido en un ameno paseo desde la Dehesa Boyal, donde por cierto robles y encinas también están en flor, hasta el Collado de la Gran Cañada, donde otras veces encontramos refugio por ventisca y esta vez lugar de comida y reposo por las peñas próximas de los Candelabros.

 Como si tantas magníficas peñas fueran sendos túmulos, el famoso soneto de Cervantes (con estrambote) dedicado al Túmulo del Rey Felipe II en Sevilla nos permiten estas y otra analogías mas que libres:

 «¡Voto a Dios que me espanta esta grandeza

y que diera un doblón por describilla!

Porque ¿a quién no sorprende y maravilla

esta máquina insigne, esta riqueza?

»Por Jesucristo vivo, cada pieza

vale más de un millón, y que es mancilla

que esto no dure un siglo, ¡oh gran Sevilla!,

Roma triunfante en ánimo y nobleza.

»Apostaré que el ánima del muerto,

por gozar este sitio, hoy ha dejado

la gloria donde vive eternamente».

Esto oyó un valentón y dijo: «Es cierto

cuanto dice voacé, señor soldado,

y el que dijere lo contrario miente».

Y luego, in continente,

caló el chapeo, requirió la espada,

miró al soslayo, fuese y no hubo nada

domingo, 3 de mayo de 2009

Por fin en la Torre Inclinada de la Pedriza

Sin pensarlo inicialmente, sin nuestra compañía que ese día no pudo ser, nuestros amigos fueron  a La Pedriza y como por querencia terminaron dirigiéndose y alcanzando la Torre Inclinada.

Adjunto parte de su crónica. Me gusta porque me dedica un relato llenos de sentimientos. Y de amor a La Pedriza:

 

“Por nuestra parte, salimos más rezagados pero con la intención de disfrutar, antes de que entrase el frente nuboso anunciado. Decidimos por fácil acceso ir al Hueco de las Higueras que nos recibió con un manto de flores blancas del inmenso jaral que por su frondosidad nos supera en altura y que se extiende entre los bloques de granito. Esa flor, tan sencilla y humilde, sin la tersura del rosal silvestre ni de la margarita, arrugada y efímera con su toque amarillo parecían pañuelos blancos que nos saludaran. Después de repuestos de esta primera impresión, cuando miramos hacia el suelo pudimos apreciar que el cantueso y el brezo blanco, abundantes también, estaba en floración, así como la arrogante vara en flor del barrón. Una gozada que aprovechamos para traer algunos brotes para ikebanas”.

 

“Recordamos nuestra anterior incursión, donde usamos tu achuelo y las tijeras de podar para abrirnos paso y seguimos los hitos que fuimos dejando. Los arroyos ya han menguado mucho y sin excesivas dificultades llegamos a la pradera donde sestearon nuestras prójimas la última vez, mientras buscamos el acceso a la Torre Inclinada. Seguimos la ruta hacia el collado que da al Recuenco y a medio camino, se quedó mi chica tomando el sol, como ella quiso, rodeada de un inmenso circulo de peñas en la mas absoluta soledad”.

 

“Deje la mochila y me aventuré a subir hasta la Torre, siguiendo unos hitos que a veces me encerraban en los jarales, viendo la Torre mas cerca, cada vez que levantaba la cabeza, y subiendo de pulsaciones mas por la emoción de llegar a sus pies que por el esfuerzo. Aprovechando la sequedad y adherencia del granito pude trepar en algunos caso sin riesgo hasta su propia base, en una media hora. Que carencia el no poder compartir esos momentos. Hice unas fotos con el móvil, recorrí el entorno, muy abrupto, hasta un collado a unos cincuenta metros donde se apreciaba el  hueco del Recuenco desde arriba. Por el otro lado, a la derecha según subes vi un hito destacado en un pequeña pradera, ideal para reposar y celebrar la estancia y que conducía a una posible ruta por fuera del Hueco y que me quedé con ganas de explorar pues parecía un recorrido mas accesible. Junto a la Torre hay otra mole mas baja en forma de falo totalmente exento pues la torre por detrás esta apoyada. No vi por esa zona chapas de escalada y no me atreví a rodearla porque tenía que seguir trepando y supuse que mi chica, como así fue, estaría impaciente por empezar a tomarnos las viandas: una ensalada de judías y remolacha, pepino y zanahoria, muy sabrosa y colorista, y un arroz con algas y pasas que me supieron a gloria mientras miraba de reojo la vigilante Torre en lo alto”.

 

“Así que en cuanto halla un día propicio, sin solana, tenemos que subir, por donde yo lo hice, o buscar la ruta por fuera porque es un espectáculo y llevar a las chicas”.