miércoles, 8 de octubre de 2008

El Caballero Oscuro



The Dark Knight. Es el nombre de la última película de Batman. Película de Christopher Nolan, el director de la película Memento, que yo creo que he visto pero no me acuerdo, y de otras buenas. Ya había hecho una película Batman Begins en el 2005 en el que hace resurgir este personaje del cómic pero con otra “concepción estética que participa de lo romántico y lo surrealista”.

En “El Caballero Oscuro” hay una concepción similar. Es un planteamiento que supera a los de las tradicionales películas basadas en cómic.

La películas basadas en cómic, sean Supermanes o Batmans, que el cine norteamericano ha producido explotando la mentalidad global infantiloide de los elementos del cómic: la manipulación de sentimientos a través de la dramatización de la violencia, el miedo, el terror que producen los supermalos, y su resolución mediante la acción especialísima y heroica del superbueno. Todo ello en dosis adecuadas y con la atracción de los efectos especiales para asegurar una importante taquilla, que es a lo que vamos. El colmo es cuando los Spielberg y compañía mezclaron la industria con los intereses políticos yankis identificando a los supermalos con los enemigos políticos tradicionales de los americanos, una veces los nazis, otras los soviéticos, luego los islamistas, etc.

No está desprovista del todo de esos elementos la película que comentamos. Pero se va a un plano mas abstracto y especulativo. Tenemos a una sociedad superurbana, aunque actual muy futurista por sus megabarrios y superrascacielos, americana, Gotham, y su replica oriental en Hongkong. Tenemos una población en general amedrentada entre tanto crimen de mafiosos y tanta impunidad. La violencia enorme de las acciones de los criminales mafiosos y las réplicas igualmente violentas de la policía es la norma que los ciudadanos aceptan temerosos como un mal inevitable y de la que huyen despavoridos. Se describe una situación inicial en la que la policía está controlando a los superdelicuentes mafiosos gracias a la colaboración en momentos difíciles y delicados del superhéroe, Batman, que en este caso aunque se desconoce su identidad no es un personaje aislado sino que siendo un industrial poderoso cuenta con un mayordomo estratega, nada menos que Michael Caine, un taller supertecnológico e informático, y la colaboración de los departamento I+D+I de la policía donde otro estratega, nada menos que Morgan Freeman. Pero, los éxitos del tandem policía – Batman al debilitar a los mafiosos yankis y chinos, hace que aparezca otro elemento mucho mas peligroso aun, el supermalo o supervillano, que como sabéis se llama Joker, maquillado siempre como payaso, que por cierto es interpretado de forma maravillosa por un tal Heath Ledger, el cowboy homosexual de Brokeback Mountain que vosotros habréis visto, que también por cierto se “suicidó” en enero. Este supermalo es el verdadero protagonista. Batman realmente como personaje es un poco plasta. Espectacular en los trajes, coches y superbike. Pero harto de su papel heroico que el mismo encuentra cada vez con menos sentido y cree que debe desaparecer dejando su lugar a un verdadero héroe que es ni mas ni menos que el superfiscal del distrito, chico combativo y justiciero pero que comete el error de enamorarse de la novia secreta de Batman, que también es una superpolicía. Y luego está el superteniente, mente policial privilegiada que va resolviendo tanto crimen con la ayuda de Batman. Tropieza por arriba con el Alcalde que le dice que ojo a ver a quien va a detener de los mafiosos porque hay mucha tela política tendida, y por abajo porque muchos de sus colegas y hasta el mismo están corrompidos y pagados por la mafia para poder llevar a los niños al colegio y al abuelito a la seguridad social. Y entonces aparece el “extraño, maléfico y deslumbrante criminal” llamado Joker, que pretende una especie de supremacía demoníaca del mal, una personificación del mal, y que se empeña en demostrar la inconsistencia de cualquier esfuerzo por establecer un orden moral o social. Le va una especie de anarquía maléfica, se aprovecha de la debilidad de los mafiosos para quedarse con su dinero, que luego quema; se aprovecha de la corrupción policial para llevar adelante sus planes maléficos; se aprovecha de la infidelidad de la novia de Batman para destruir al fiscal, y de la debilidad de Batman (Caballero Oscuro) para consolidar la permanencia victoriosa del supervillano, hasta la próxima película.

 

Lo que se cuenta en esta película no es una tontería. A mi me parece que tiene mucho de realidad, como la vida misma. Probad a hacer un paralelismo. Aunque refiera de forma inmediata a la realidad norteamericana se puede probar con la española. Por ejemplo, Zapatero, verdadero Caballero Oscuro, tiene mucho de Batman. Anda luchando sin convicción contra los malos de esta sociedad, en tantos aspectos mafiosa, pero sus colaboradores le traicionan o son corruptos, y el termina queriendo dejar su papel heroico a algún superfiscal, tipo Garzón, que en plan justiciero desmonte fraudes, rescate memorias históricas y ponga en la cárcel a tanto felón. Supermafiosos hay a muchos. Sin ir mas lejos por Castellón, por Mallorca y por muchos otros lugares de la geografía española. Y supervillanos los hay, y uno de ellos lideró la política nacional, aunque sin el encanto maléfico del Joker.