sábado, 28 de enero de 2012

Los Descendientes de Payne y Clooney





La película había sido elegida por una compañera atendiendo fundamentalmente a la presencia del arrebatador, magnético y atractivo protagonista, George Clooney. Por mi parte fui a verla sin saber nada de ella, mas allá de ese detalle y de que había recibido algún premio, dejándome sorprender. No sabía ni que la dirigía el autor de “Entre copas”, Alexander Payne. Así no se debe ir al cine, o sí. En esta ocasión la sorpresa no fue tan grata como esperaba.
No me atrae en principio la historia de un individuo poderosos que mientras su mujer está en coma intenta comprender las razones del desastre familiar tanto en las relaciones con su mujer como con sus hijos, y trata de reconstruir y salvar dichas relaciones. No es que no sea un tema interesante. Es que se plantea en un mundo, unos personajes y una cultura que cada vez me resultan mas enojosos.  Cuando Clooney descubre que su mujer, a quien quiere a pesar de su frivolidad y superficialidad de rica pija, le engañaba con otro, acuerda con su díscola y arrebatada hija ponerse a buscar por las islas al amante, para conocerlo y denunciar su infamia. El recorrido que hacen permite mostrar Hawai y sus maravillosos paisajes, que contrastan con las urbes brutales y con las mansiones de sus multimillonarios terratenientes, aspecto destacable de la peli, ya que probablemente nunca iremos a Hawai. A pesar de las ausencias dilatadas del Clooney, superatareado con sus negocios inmobiliarios, el desastre matrimonial no pudo ser tan grande, como para que su atolondrada mujer le pusiera los cuernos con un gilipoyas, y luego se partiera la cabeza yendo como loca en una lancha motora. No lo veo. Ni para que sus preciosas hijas caminaran absolutamente cerriles, entregadas a la procacidad, al vicio demostrando una absoluta falta de respeto a sus mayores. Supongo que la novela busca dramatismos y exagera comportamientos, Lo que el Director no sabe resolver. Se espera que el Clooney haga de todo ello algo amable, digerible, salve los trastos y consiga un buen final.

Si alguien desea una crítica seria le recomiendo que vea la página de Diego Salgado. Yo la comparto


Pero la crítica mas ecuánime es la de Antonio Cirerol de la que os ofrezco un párrafo:
Yo esperaba bastante más de la película Los Descendientes, por lo que en algún sentido puede decirse que me decepcionó. Pero creo que, bajo un planteamiento formal bastante tradicional, aunque elaborado con exquisito cuidado y por momentos con maestría, contiene una mirada muy certera y profundamente humana sobre los sentimientos -muchas veces contradictorios- referidos a las relaciones paterno filiales o de pareja (más sustanciales para el sentido de la película que las de unos explícitos mensajes acerca de la defensa de las tierras vírgenes o el testamento biológico), mostrados en un tono de comedia (triste), sin exageraciones ni aspavientos, sin manipular al espectador y con una notable dirección de actores que prefiere las corrientes emocionales subterráneas a las interpretaciones "artísticas", o séase: histriónicas, a las que tan acostumbrados nos tiene hollywood. Ese happy end familiar tan extraordinariamente sugerido en el plano final, ¿no es una humana,  inteligente, irónica, melancólica y-por qué no: realista- forma de cerrar una historia en la que unos personajes desnortados consiguen por fin alcanzar (a través de su orfandad asumida) el equilibrio emocional que les ha faltado a lo largo de su película-vida)? Un (insólito) tono cinematográfico que me recordó otra reciente tragicomedia americana: "Two lovers" (2008), dirigida por un tal James Grey, más o menos basada en las "noches blancas"

viernes, 27 de enero de 2012

Cantores del Metro



Tantas veces pasan cantantes o músicos a los vagones de metro. Entre estación y estación interpretan rápido su canción, piden una ayuda y se largan al siguiente vagón. Esta vez me conmovió una mujer que cantaba realmente lindo. Cantaba igualito que Violeta Parra o un poco parecido a Mercedes Sosa. Era una mujer mayor, humilde y digna en su vestir, con el pelo negro, liso y bien recogido. Su cara bella aunque envejecida por los años y el sol. Su gesto muy serio y noble.
Tocaba a pelo, sin electrónica, con una guitarra vieja. Aún así se oía bien su cante. Me gustó, me conmovió su canción, que no puedo apenas recordar, sobre todo por lo que evocaban. Rápido terminó y avanzó entre los pasajeros pidiendo una ayuda. Al pasar junto a mi, le di una monedilla e interrumpí su marcha con una pregunta, -“¿Me puede decir, por favor, quien es el interprete de esta canción?”-. Esperaba yo que me diría Mercedes Sosa o algo así, pero no, me miró con fastidio y me dijo - “¿Cómo?”- Le repetí la pregunta - y contestó - “Y yo que se…hay tantos artistas…” - y continuó su paso entre la gente.
Por el tono y acento de su voz me autoapliqué  un reproche en su lengua “Mirá que sos voludo, ella buscando aprisa una moneda mas, antes de que parta el tren, y tu haciéndole preguntas pendejas”

martes, 17 de enero de 2012

El cine de Aki Karusmäki. El Havre




Aki Karusmäki, nacido en 1957, está considerado como el mejor director de cine finlandés. Sus películas se centran en la descripción de las clases sociales mas desfavorecidas, a menudo con personajes y situaciones extravagantes.

Ha dirigido alrededor de 30 películas, entre las que cabe destacar las que conforman la Trilogía del Proletariado (”Sombras en el Paraiso”, “Ariel” y “La chica de la fábrica de cerillas”) y la Trilogía Finlandesa (“Nubes pasajeras”, El Hombre sin pasado” y “Luces al atardecer”).

En sus películas es constante el protagonismo de personajes de la clase trabajadora y son ingredientes habituales la pobreza, la discriminación y el desempleo. Kaurismäki, que ha retratado en numerosas ocasiones una Finlandia desconocida para muchos, apuesta por una mezcla de comedia y tragedia, con cierto tinte melancólico.
La película, Shadows in Paradise (1986), de la Trilogía del Proletariado, relata la historia de un recogedor de basura que se enamora de una cajera de supermercado. Después de una breve estancia en prisión, la cajera (ahora trabajando en una tienda de ropa), decide dejarlo en busca de alguien mejor.
En Ariel (1989), el personaje principal es un hombre cuyo padre se suicida cuando la mina en que trabajaba es clausurada. El hombre decide dejar su hogar en la Finlandia rural y viajar hasta la ciudad. Ahí es atacado por unos ladrones que le quitan todos sus ahorros. Mientras busca un trabajo para mantenerse, conoce a una oficial de tráfico que se convertirá en el amor de su vida.
The Match Factory Girl (1991) nos cuenta las desventuras de una mujer que trabaja en una fabrica de cerillas. La chica tiene que lidiar con el silencioso desprecio de sus padres mientras trata de conseguir pareja sin éxito en la disco local. Una noche tiene suerte y logra acostarse con un ricachón. Pero las consecuencias de esta, en apariencia, feliz noche solo traerán más miseria para la Chica de la Fabrica de Cerillas.
En sus películas Kaurismaki elimina cualquier rastro de tensión dramática. Todo es frialdad, todo es inexpresión. Los cortejos entre las diversas parejas son rápidos y silenciosos. Las relaciones interpersonales en general son igual de calladas e introvertidas. Los personajes son personas de pocas palabras que se dan a entender con simples gestos.
El mérito de Kaurismaki es que, a pesar de su frialdad y aparente indiferencia, los personajes logran crear empatía. Uno siente algo por estos personajes. Te involucra en el mundo indiferente en el que habitan.
Y esa es la clave en las películas de Kaurismaki. Los personajes pueden ser inexpresivos pero el mundo que los rodea es un mundo completamente hostil a ellos. De ahí nuestra simpatía. En esta Trilogía del Proletariado, los personajes, evidentemente, son todos de clase trabajadora.
No solo son trabajadores, sino que son una sub-clase particular de estos: son perdedores. Es común, en estas tres películas, ver como los personajes pierden su trabajo, no consiguen atención del sexo opuesto y, además, son despreciados por sus orígenes de clase baja.
Es también un tema recurrente que en esta trilogía aunque sea uno de los personajes principales acabe en prisión, generalmente por un crimen que no cometió. Es como si la sociedad deliberadamente señalara a estos sujetos y decidiera que había que hacerles la vida imposible.
La películas de la Trilogía Finlandesa repiten muchos de los temas de la trilogía anterior. Clase trabajadora, perdedores, discriminación, pobreza, desempleo, etc. Pero si aquellas películas sirvieron para establecer el estilo de Kaurismaki, estas lo perfeccionan. Sin duda, son sus mejores trabajos y es muy probable que The Man Without a Past termine siendo su obra cumbre. Si solo tienen que ver una película de Aki, tiene que ser esa. Es la mezcla armoniosa de comedia seca con melancolía, tragedia y redención. Esos cuatros adjetivos definen el cine de Kaurismaki y ninguna película lo ejemplifica tanto como esta.
La segunda película de la trilogía “ The Man Without a Past” (2002), obtuvo, entre otros premios, un Gran Premio del Jurado en Cannes y una nominación a Mejor Película Extranjera en los Oscar. En este filme un hombre es atacado violentamente por unos descerebrados que le roban su billetera. Tras un breve periodo en coma, el hombre sale del hospital sin recordar quien es ni de donde viene. Después de vivir en un contenedor, consigue alquilarle un cajón metálico a un policía local al mismo tiempo que consigue trabajo con el Ejército de Salvación. Allí se enamora de una de las voluntarias mientras se encarga de modernizar la banda del Ejército y busca sin éxito otro trabajo. Eventualmente, su pasado llegará a buscarlo.
En “Le Havre”,  Marcel Marx, famoso escritor bohemio, se ha exiliado voluntariamente y se ha establecido en la ciudad portuaria de Le Havre (Francia), donde sobrevive trabajando como limpiabotas. Tras renunciar a sus ambiciones literarias, su vida se desarrolla sin sobresaltos entre el bar de la esquina, su trabajo y su mujer Arletty; pero, cuando se cruza en su camino un niño negro inmigrante, tendrá que luchar contra los fríos y ciegos mecanismos del Estado, armado únicamente con su optimismo y con la incondicional solidaridad de los vecinos del barrio, para evitar que su protegido caiga en manos de la policía.

En “Le Havre” a través de toda una galería de personajes pintorescos y excéntricos, y muy bien provisto de sentido del humor, Kaurismäki se posiciona contra el ambiente de xenofobia que impera en Europa desde los propios Estados y leyes comunitarias que persiguen y criminalizan a las personas por el mero hecho de querer construir su vida en este territorio.
“Le Havre” consiguió el Premio en el Festival de Cannes de 2011, entregado por el jurado de la federación internacional de la prensa cinematográfica.
El papel de Marcel Marx está protagonizado por el actor francés André Wilms, que consiguiera en 1992 el Premio al Mejor Actor de Reparto del Cine Europeo por su papel en la película “La vida de bohemia”, dirigida también por Kaurismäki. André Wilms es colaborador habitual en las películas de Aki Kaurismäki : Juha (1999), Leningrad Cowboys Meet Moses (1994), La vida de bohemia (1992), “Un hombre sin pasado” (2002).

Arletty está encarnada por la actriz finlandesa Kati Outinen, Premio a la Mejor Actriz en el Festival de Cannes por su interpretación en “El hombre sin pasado”, del mismo director.
El papel de policía, el teórico malo, es interpretado por Jena Pierre Darroussin. Este actor conocido fundamentalmente por sus colaboraciones con Guédiguian en varias de sus películas: The Army of Crime, Le Voyage en Armenie, Mon père est ingenieur, Marie Jo et ses deux amours, Marious et Jeannette, La ville est tranquile, Al Attaque, etc.

El papel del delator está interpretado por Jean Pierre Léaud, a quien Aki Kaurismäki le reserva papeles viles (“Contraté un asesino a sueldo” y “La vida de Bohemia”)

Le Havre es una película paralela a “Welcome” (2010) de Philippe Lioret (Un profesor de natación en la piscina pública de Calais, recién separado de su mujer, voluntaria que trabaja con inmigrantes, decide arriesgarse, refugiando y entrenando en secreto a un joven refugiado kurdo para que atraviese a nado el Canal de la Mancha). Igual que aquella la película describe el drama de los que buscan una situación mejor para sus vidas, enfrentándose a la xenofobia y al muro policial que en Francia impide a los que huyen del Sur y el Este pobre pasar en este caso a Inglaterra. En esta película de corte realista el final es trágico y el protagonista pierde la lucha. En Le Havre se da pie a la esperanza de un futuro que representa el joven negro. Pero para que sea verdad tiene que producirse un milagro.