lunes, 13 de julio de 2009

Rota y su entorno


Puerto de Santa MaríaNegrita

En el Puerto al extremo de la playa de la Puntilla, hay un lugar que es bastante mas que un chiringuito, un restaurante muy conocido y popular. Se llama El Castillito. Se va por un camino peatonal bordeando la playa a varios minutos del lugar donde se puede aparcar el coche en sus proximidades. La ausencia de coches es una ventaja. El sitio es muy agradable por su privilegiado enclavamiento, sus buenas vistas a las playas inmediatas y a la bahía desde su terraza y, sobre todo sus magníficos platos. El restaurante se construyó hace mas de treinta años en un edificio que debió ser establecimiento militar, como puede deducirse de sus gruesas paredes y techo abovedado. Este edificio debió ser abandonado por los militares y pasó a manos privadas convirtiéndose en chiringuito y desde entonces es una referencia de interés turístico y gastronómico del Puerto.

Por los años sesenta y tantos, de jovencillo emigró mi primo a Lyon y allí conoció mas tarde y casó con una joven del Puerto hija del señor que montó el Castillito. En este sitio fue su boda en el setenta y tantos y desde entonces vuelven cada año a este maravilloso lugar. A esa boda yo asistí y desde entonces y hasta ahora no había vuelto por el lugar.

Pegado a la antigua pared del edificio creció y se embutió en la misma pared un gran plátano que parece centenario, como el lugar.

Creo que las únicas manifestaciones contra la Base Naval de Rota que se han hecho fueron las que partieron desde el Puerto que también tiene terrenos colindantes con la Base. Desde Rota era inconcebible.

Rota

Antes de la instalación de la Base, Rota era un pueblo pequeño, poco desarrollado, como todos, pero tenía la armonía que el poso del transcurrir histórico va dejando en villas como esta. En los años cincuenta, su economía se basaba fundamentalmente en la pesca. Contaba con una antigua almadraba muy importante por ser lugar estratégico de paso de los atunes al Mediterráneo. Tenía fábricas de conservas: melva y caballa. También tenía buenos terrenos para la agricultura, y sus productos agrícolas eran reconocidos.

Mantiene como recuerdo de las actividades de pesca de otros tiempos los famosos “corrales” construcciones de paredes de piedra de gran extensión que retenían la pesca que a ellos entraba con la subida de la marea.

Parece que hay un escrito de Ruiz de Alarcón que se refiere a la buena fama y cuidado de los productos de esta tierra y cuenta la anécdota de cómo a un labrador de Rota le robaron una magnifica calabaza y como éste cogiendo el pedúnculo de la calabaza robada recorrió el mercado de Cádiz comprobando la huella hasta encontrar la calabaza robada, que reclamó.

La ciudad tenía su casco viejo con su muralla que cruzaba de mar a mar y que albergaba el Castillo de Luna y la Iglesia de la O. A Guzmán el Bueno, constructor del Castillo, le dieron en premio por la defensa de Tarifa un Señorío que incluía Rota y todas las tierra y villas del entorno entre el Guadalete y el Guadalquivir.

Cuando mi amigo recuerda la Rota de su infancia evoca sus grandes playas, su pequeño puerto pesquero, sus murallas redondeadas en cuyas bases golpeaba el mar con la marea alta. En el exterior zonas de arrabales y huertas asentaba la población rural.

Rota es una de las ciudades mas afrentadas por la historia reciente. Con la decisión franquista de permitir una base naval americana, se truncó su estructura y su desarrollo previsible.

La Base, que abarca un área de 2300 hectáreas y con un perímetro de 26 kilómetros, y sobre la que se asienta un puerto con capacidad para unos 24 buques y un aeródromo militar, ocupó gran parte de su término municipal y los terrenos agrícolas mas importantes de Rota.

Los agricultores de Rota tuvieron que abandonar sus terrenos tradicionales y pasar a ocupar otros mas alejados y de peores características. Fueron los mas perjudicados y terminaron empobrecidos o abandonando la agricultura.

Parece que por decisión de Franco se cerró la almadraba de Rota que fue ofrecida a Barbate con gran agradecimiento de su población.

La Base trajo empleo a los vecinos de Rota, que preferían estar allí empleados con mejores horarios y sueldo que los empleos tradicionales. Las fábricas de conservas declinaron y cerraron. La pesca fue extinguiéndose progresivamente.

Hoy, Rota cuenta con un puerto pesquero poco importante para una actividad residual y un puerto deportivo que se quedó pequeño. Los puertos se han construido en terrenos ganados al mar alejándola de las murallas.

La Base fue el núcleo económico de la ciudad de Rota. Trabajo para muchos, alquiler de viviendas para los americanos, lugares para el ocio de estos y de las oleadas de marineros, transporte a y desde la Base, etc., era un magnifico botín para la complacencia de todos. Con el boom inmobiliario se empezó a construir de forma intensa y muchas veces desordenada. Cuando los americanos disminuyeron sus actividades y la Base pasó a ser de utilización conjunta, se empezó a perder empleo. Los americanos de la base eran menos, tenían mas bajo nivel de vida y el empleo era para sus mujeres que ya precisaban trabajar. Los negocios de servicios notaron el bajón. Por entonces el negocio inmobiliario ofrecía muchas oportunidades, pero Rota tenía cercenado su término municipal. Solo podía crecer en una dirección y de forma limitada. Seguramente por esa razón parte de dicho negocio se traslado a Chipiona donde los sevillanos encontraron múltiples posibilidades de adquirir segundas viviendas playeras en un entorno caótico, con preferencia a Rota.

No está a salvo Rota de un urbanismo increíble, por inexistente. Quitando que entre las murallas y el mar el callejeo sea complicado lo que era propio del Medievo, sus calles en general van a ningún lado, los trayectos se interrumpen en un continuo puro culo de saco, la ciudad se construyó sin planificación, quitando algunos barrios nuevos. Suerte o desgracia, hoy Rota es mas habitable y humana que su vecina Chipiona. Mira a su izquierda donde el monstruo de la Base es ya algo extraño, desconectado prácticamente, donde una enorme y bellísima playa es disfrutada por el Almirante y muy poquitas personas. Los aviones siguen sobrevolando por las cabezas de sus vecinos que quizá empiezan a ser conscientes de que su tierra fue en definitiva enajenada para intereses espurios y terriblemente peligrosos, sin tener la oportunidad siquiera de rechistar. ¡Si Guzman el Bueno o Ponce de León levantaran la cabeza!

La vista a Rota se disfruta. No puedo sino destacar las recomendaciones de mi amigo:

En el terreno gastronómico es lugar interesantísimo. Las recomendaciones de nuestro amigo roteño eran:

“En Rota los platos tradicionales son el arranque (gazpacho sin agua), la urta a la roteña (como la urta está en peligro de extinción, la corvina, el borriquete o el pargo están muy buenos, las papas con chocos, herreras, caballas o brecas a la plancha con picadillo de tomate, pimiento y cebolla (piriñaca o priñaca), la berza.....”

Conocimos algunos bares de los que nos recomendaba:

- En la zona de Virgen del Mar (en el extremo oeste de la playa), La Fuente (en una rotonda), el bar del Parque Atlántico, Las Brisas en el Paseo peatonal de la playa y el Alicantino en perpendicular del hotel a la playa.

- En la zona de la Costilla (en el centro de la playa): el bar La Costilla (buen tapeo de pescaíto frito (daditos de corvina) y guisos marineros y camperos (berza), la Albahaca (para cenar) y El Fresquito en la plaza de Las Canteras (cenar).

- En la calle Mina: Emilio (parece que tiene ortiguillas).

- En el muelle, el bar que está junto a la Cooperativa de pescadores, con terraza al aire libre.

- Entre las calles Isaac Peral y Argüelles (para los autóctonos Erhueye): el Palma: morena en adobo frita (mucho cuidado con las espinas).

En cuanto a paseos y marchas destacar:

- Entre el parque Atlántico y la playa sale un camino de madera que atraviesa el pinar paralelo a la playa y llega (15 o 20 minutos) al Hotel Playa de la Luz, construido sobre los restos de la almadraba, respetando sus muros y su extensión. A partir de esta zona, al otro lado del hotel, el camino sigue hasta la playa de Punta Candor (sin ninguna construcción); en medio queda una zona de playa muy bonita con marea baja, los Corrales, instalaciones pesqueras parece que medievales consistentes en recintos en el mar de muros de lajas de piedra, sin cementación, que al bajar la marea sólo desaguan por huecos en los muros por los que no pasan los peces.

- Del muelle hasta la Base naval está la playa del Rompidillo, ya en la bahía con un bonito paseo, a pesar de la vista de las instalaciones militares.

Chipiona

Entrar en Chipiona es enojoso. En fin de semana media Sevilla va a sus playas y llenan de coches extensos aparcamientos polvorientos. El monumento a Rocio Jurado visto de cerca no dignifica ni a la ciudad ni a la cantante. La playa es una inmensa aglomeración de gente y de sombrillas multicolores de mercadillo. En círculos apretados se juega a un bingo playero. Gracias al pequeño casco antiguo se salva la visita.

Sanlucar de Barrameda

Bueno, bueno, que ciudad. Se disfruta visitando Sanlucar. La multitudinaria Plaza del Cabildo, el Barrio Alto, el Palacio de la Duquesa Medina Sidonia, hoy hosteria, el Palacio de Orlean y Borbon , hoy sede consistorial. Pero como eso ya es sabido me hago eco de la historia descrita en la visita:

La Duquesa de Medina Sidonia, Duquesa Roja, tres veces Grande de España, murió de cáncer de pulmon en 2008, casándose en artículo mortis con su secretaria y compañera, Liliana Dahlmann, gracias al amor y a que en España había ya ley de matrimonio de homosexuales. Con el matrimonio y fallecimiento de la Duquesa, la presidencia de la Fundación que gestiona la mayor parte del patrimonio de la Casa Medina Sidonia y el archivo, uno de los mas valiosos de España, ha pasado a titularidad de su mujer, con grande encono de los hijos, del actual Duque de Medina Sidonia, don Leoncio y de sus hermanos, Gabriel y Pilar, que se aprestaron a realizar las consiguiente demandas y que no dudan en declarar la locura de su madre. Ver : http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008031700_50_618200__Ultima-Pagina-duquesa-roja-deja-viuda

Intentamos seguir las recomendaciones de mi amigo:

“Si váis a Sanlúcar, donde mejor se come del Sur: la desembocadura del Guadalquivir, un paseo en el Real Fernando desde Bajo Guía a Doñana, las tortillitas de camarones de Balbino en el centro, al lado está Barbiana, y los guiso marineros de Bigote en Bajo Guía ( tiene comedor pero preferible la barra o los toneles que saca al paseo), el mercado de productos del campo y de la mar, la manzanilla”

Ahí quedan. Encontramos otro sitio recomendable, que es el Bar El Arquillo, en el Barrio Alto. Aparte de una manzanilla fresquita del mes de julio creo que tenían las mejores bandejas de tapas y raciones imaginables. Destaco “los huevos de choco” a la plancha, testículos de sabor y textura finísima, y algo casi olvidado: la sangre encebollada, pero sangre de pollo, según nos confirmaron. Los podéis ver en la foto de arriba: huevos de choco y demás delicias.