sábado, 3 de diciembre de 2011

El relevante Cine Iraní




Destacamos algunas notas significativas sobre el relevante Cine Iraní

1965

Creación, en 1965, y por iniciativa de la esposa del shah Reza Pahlevi, del Kanun (Centro para el Desarrollo Intelectual de Niño y Adolescentes).La intención era crear un cine de claro carácter pedagógico. La importancia del Kanun se encuentra en su indiscutible contribución al cine iraní: en primer lugar, fue clave en los primeros pasos del Nuevo Cine iraní (Cinema Motefäve), el embrión de la actual relevancia e importancia de esta cinematografía en el cine contemporáneo; en segundo lugar, Abbas Kiarostami, el mejor director iraní, y por extensión, uno de los mejores de la historia del cine, empezó su carrera dentro de esta institución; por último, y en tercer lugar, el Kanun perfiló el tema fetiche de esta cinematografía: el cine con niños

1969

El año 1969 marca un giro en la historia del cine en Irán. Marca el fin del dominio comercial de las películas identificadas como film-fārsi.
Dariush Mehrjui produce Gāv (« La vaca ») ese mismo año, en donde pone en escena a un campesino pobre que se identifica con su vaca.
Esta película tiene una aproximación de la dirección que permite identificar un tema y un estilo específicamente iraníes. Además, fue elegido como "mejor película iraní nunca antes realizada".
Gāv permite también dar a conocer el cine de arte y de ensayo iraní fuera del país, gracias a los premios recibidos en los festivales de Venecia y de Chicago en 1971 y por numerosas presentaciones internacionales. Igualmente, el año 1969 marca el inicio de la influencia del cine motefavet sobre las películas comerciales. El cine motefavet « impone un estilo realista y reflexivo, menos superficial. La imaginación de los cineastas parece finalmente liberada de los yugos narrativos y estéticos que prevalecían anteriormente.»
El estreno de esta película marcó el fin del dominio del cine exclusivamente comercial y brinda el impulso necesario para atraer a directores jóvenes y prometedores, así como a personalidades literarias de la época.
En paralelo al cine motefavet, se desarrolla un movimiento Super 8. Los cortometrajes no comercializados permitían una gran libertad a sus autores. En septiembre de 1969, los directores de películas Súper 8 se reúnen en un grupo denominado Cinema-ye Azad (« Cine libre »), en referencia al free cinema inglés de la década precedente.
La década de 1970 estuvo marcada por las adaptaciones y la influencia del cine moderno. La influencia del neo-realismo y de la Nueva Ola se percibe particularmente en el cine motefavet.

1973

En 1973, ciertos directores abandonan el sindicato oficial de directores para crear el grupo de directores progresivos . Esta nueva ola iraní reagrupa a directores visionarios que no quieren tratar temas solo porque sean comerciales o que trabajan fuera de las convenciones establecidas.

1979

Después de la Revolución iraní, el cine sobrevivió a las restricciones previsibles. Los religiosos en Irán asociaban tradicionalmente el cine con una influencia occidental que consideraban como "corruptora" y "contraria a las buenas costumbres". No obstante, en la época de la revolución, ciertos religiosos aceptaron el cine a condición que no fuera mal utilizado,
Los hechos y discursos de los dirigentes del nuevo régimen islámico mostraron que las autoridades deseaban adoptar el cine como un instrumento ideológico destinado a combatir la occidentalización y a islamizar a la sociedad.
Con la instauración de la República Islámica en 1980, la sociedad y, en especial, las mujeres y el amor —dos temas difundidos en el cine iraní antes de 1979— estuvieron regidos por el fiqh (el derecho islámico). Las mujeres y el amor fueron prácticamente prohibidos durante la primera década que siguió a la revolución. El desarrollo del cine iraní después de la revolución de 1979 siguió la actitud de la sociedad iraní a partir de este período: la experiencia de los límites de la ideología basada en el fiqh.
La historia del cine en el Irán post-revolucionario siguió las fases socio-políticas que atravesó el Estado iraní. Durante la primera fase, cuando los revolucionarios radicales y militantes estuvieron en el poder, el gobierno iraní procuró islamizar la sociedad. La creación del Ministerio de la cultura y de la orientación islámica tuvo por objetivo islamizar toda forma de arte y de actividad cultural. El régimen promovió entonces la creación de un cine islámico. Durante este período, el amor y las mujeres desaparecieron de la pantalla y se multiplicar las películas que ponían en escena a niños. No obstante, ninguna película de calidad fue producida durante el período de la Guerra Irán-Irak. Entre 1980 y 1988, la producción de películas iraníes siguió la actualidad: 56 películas fueron así producidas sobre el tema de la guerra contra Irak, con un fondo de sensacionalismo, de ideología y de apoyo al esfuerzo de la guerra. .
El nuevo régimen iraní, por intermedio del Ministro de la cultura y de la orientación islámica —dirigido por Muhammad Jatami entre 1982 y 1992—, buscó desarrollar un cine nacional conforme con su visión ideológica. En este período se inicia la producción de algunos filmes “románticos” y mujeres productoras empiezan a hacer películas con personajes femeninos que tratan sobre el amor

En ausencia de una prensa libre, el cine terminó por ser el vector de la crítica social en Irán. La recepción favorable que concedió la crítica al cine iraní le permitió ser reconocido más allá de sus fronteras. Con ocasión de la elección presidencial de 1997, los cineastas expresaron por primera vez en público sus opiniones políticas. En su mayoría, se pusieron de lado del candidato reformador, ex ministro de cultura, Muhammad Jatami, que estuvo a favor de las políticas culturales más tolerantes.

El reconocimiento de los directores iraníes en la escena internacional comenzó con El corredor, una película de Amir Naderi de 1985, que recibirá premios en todos los festivales internacionales.
Las películas presentadas en estos festivales no presentaban siempre a Irán de manera favorable. Paradójicamente, el Estado iraní apoyaba su distribución y las enviaba al extranjero, incluso si ciertas películas eran prohibidas en Irán. Luego, este éxito del cine iraní fue confirmado por los numerosos premios otorgados en prestigiosos festivales de cine internacionales.
El interés suscitado por el cine iraní se debió en parte al descubrimiento de este cine por parte de quienes participaban en los festivales: ver películas iraníes en festivales representó una ocasión para dejar atrás las apariencias y adquirir un saber más allá de los senderos señalados. El estilo de las películas post-revolucionarias, con personajes que se debatían en situaciones difíciles, provocó en los espectadores occidentales una lectura crítica y política del Irán post-revolucionario; sin embargo, los directores iraníes no explicaban el mismo punto de visto a propósito de sus películas. Para directores como Abbas Kiarostami, sus películas presentaban los problemas de Irán tal y como ellos los veían, sin análisis social o política. Junto con China, Irán fue famoso como uno de los exportadores de gran cine en los años 1990. El director alemán Werner Herzog, junto con muchos otros críticos de cine del mundo entero, considera el cine iraní como uno de los más cines artísticos más importantes del mundo.

1997

La consagración internacional tuvo lugar en 1997, cuando El sabor de las cerezas, de Abbas Kiarostami obtuvo la Palma de Oro del festival de cine de Cannes. Algunos jóvenes cineastas aprovechan esta oleada y sus trabajos son reconocidos a nivel internacional.
Las películas iraníes han sido regularmente nominadas o han ganado premios prestigiosos, tales como el León de Oro de la Festival Internacional de Cine de Venecia, la Palma de Oro del Festival Internacional de Cine de Cannes o el Oso de oro de la Berlinale. En 2006, seis películas iraníes, de estilos muy diferentes, representaron al cine iraní en el Festival Internacional de Cine de Berlín, lo que fue considerado por los críticos como un acontecimiento notable para el cine iraní.
.
Quizás el cineasta más influyente de ese entorno sea Abbas Kiorastami. Dos de las películas más importantes en su trayectoria: “Primer plano” y “El sabor de las cerezas” (Palma de Oro en el Festival de Cannes. 1997) le hacen responsable en gran medida del prestigio que ha adquirido el cine de este país en los últimos 20 años. A partir de ese momento, los filmes iraníes fueron recibidos con expectativa y, la mayoría de las veces, con elogiosos comentarios.

Jafar Panahi, por su parte, introdujo nuevos elementos. Con un guión de su maestro Kiorastami filmó una historia protagonizada por niños. El globo blanco manejó un argumento sencillo, austero y hasta divertido. Curioso y sorpresivo, cuenta una historia de una niña que deseaba comprar un pez para recibir el Año Nuevo y de refilón se desnuda toda la problemática de las prohibiciones que sufren las mujeres y la situación del que se siente extranjero.
De ese mismo modelo surgió Los niños del cielo de Majid Majidi, que ganó el Oscar a Mejor Película Extranjera, la historia de un niño que pierde sus zapatos e idea todo un plan para que su padre no lo descubra, supo conquistar a los críticos.
Samira Makhmalbaf, por su parte, sorprendió al mundo del celuloide al ganar la Palma de Oro en Cannes con sólo 18 años. La Manzana (1998) es una de las películas más representativas de Irán. Basada en un caso real, narra la historia de dos niñas gemelas que vivieron encerradas en su casa durante sus once años. Una trabajadora social, alertada por los vecinos, decide tomar cartas en el asunto. El filme muestra al espectador el descubrimiento que hacen ambas niñas del mundo. Con evidentes retrasos en el lenguaje y en el pensamiento, las gemelas se roban el corazón del público. Samira Makhmalbaf es hija de otro reconocido director, Mohsen Makhmalbaf.
Después la iraní Samira Makhmalbaf realizó “La pizarra”, (2000) obteniendo reconocimiento a nivel mundial gracias a las nominaciones y galardones recibidos en los festivales de Cannes, Venecia y San Sebastián, entre otros.
La pizarra”: “Una metáfora de una situación límite en un país asolado en la que una de las pocas esperanzas es que las cosas cambien por medio de la educación, con un trasfondo de guerra y violencia, un retrato de gentes cultural y económicamente desheredadas, víctimas de la ignominia representada por dictadores que exterminan cualquier vestigio de humanidad y manipulan conciencias y creencias”
Mohsen Makhmalbaf filmó en 1998 El silencio, el retrato de un niño mudo que se guiaba por los sonidos, los colores y el olfato. La película alcanza momentos de lirismo y de poesía subyugantes. Además, Mohsen Makhmalbaf es el autor de Kandahar, (2001), su filme más conocido. La vida detrás del burka (velo con que se cubren las mujeres afganas) es puesta sobre el tapete. Kandahar recoge la soledad, la miseria y el desgarro de una tierra dominada por los talibanes.

Bahman Ghobadi que obtuvo la Cámara de oro en el año 2000 por su primer largometraje, Un tiempo para la ebriedad de los caballosCinco niños curdos luchan por sobrevivir haciendo trabajos extraños en una aldea distante mientas que su padre viudo se ganaba la vida contrabandeando en la frontera entre Irán e Iraq. El hijo mayor tiene una discapacidad extensiva. Entonces el pequeño de sólo 12 años asume toda la responsabilidad, mientras que la hermana mayor, actúa como madre de todos. Luego, a la familía llega el cadáver del padre que murió víctima de una de las minas antipersonales que desde hace años son parte del paisaje por donde se ubica la película.
Lo que prima en el cine iraní es la austeridad, el tratamiento minimalista, el cuidado fotográfico y una historia que se sustenta sola. Con esos elementos, se puede hacer un buen filme, sin mucho presupuesto y sin mucha producción. 

Alguna información tomada de http://es.wikipedia.org/wiki/Cine_de_Irán

No hay comentarios: